22/1/08

La Garganta y el Grito



Una noche fría anuncia la última expresión

8:40 am
Sintió sequedad a lo largo y a lo ancho; irritado el entorno, desde el paladar hasta el estómago. Después de varias arcadas logro fluídos espesos, pero nada mas salió de allí.
Con expresión en el rostro notó su estructura vacía, soltó el poco aire que aun quedaba en el pecho generando un efímero alivio. Aunque tosió y gimió ni una sola gota de nada salió de allí.

11:27 am
Luego de una siesta inesperada, apareció una leve humedad en los costados, que parecía devolverle algo propio, algo que le pertenecía. Sonrió ante aquello, pero al hacerlo notó el lado derecho de su garganta adormecido, quizás aun dormido. No se extrañó ante esto, recordó años atrás vivir un suceso parecido, sin secuelas aparentes. Concientemente prefirió no recordarlo para no agravar el asunto, así poder pasar al menos unas horas tranquila. Sin embargo el recuerdo venía cada vez con más fuerza; dolor intramuscular, calmantes que volteaban sus ojos, días en cama, agujas y camas hospitalarias, entre cientos de enfermeras, que iban y venían. Días sin ver el sol y tubos de oxígeno que colmaban el espacio fueron los protagonistas de esos días de dolor, una enfermedad que no desaparecería por completo.
Finalmente supo cómo salir de dichas imágenes y se concentró nuevamente en su costado derecho. Algo dejaba de sentirse, ya no era un costado adormecido, se tornaba cada vez más indescifrable. Parte de su garganta estaba muriendo.

15:33 pm
Muriendo, era un presente continuo que parecía durar mil años, un futuro incierto, recuerdos de un pasado caótico. Solo allí se dio cuenta lo que había perdido, lo que estaba sucediendo sólo podía atribuírsele a sus largas noches en vela, a sus cantos desesperados, a su verborrea sin cura, en fin, a su pasado olvidado. Pero ese día tantos recuerdos habían viajado por su memoria que por momentos parecían aliviarle su eterno presente. Horas más tarde quiso entonar una melodía y nada escuchó; como si estuviese en el medio de la nada el silencio la aturdió. Se alarmó al creerse sorda, ¿se habría quedado sorda? Balbuceo y allí escuchó algún sonido, entonces confirmo su perfecta audición.


21:00 pm
A su alrededor todo estaba oscuro y frío, eso hacía acentuar el dolor cada vez mas en la parte central de su garganta. No logró proyectar un solo sonido, ni un gemido ni nada salió de allí. La noche se acercaba, y su fin era inminente. La soledad de las horas trascurridas y saber que lo que se avecinaba era aun peor generó una profunda tristeza. Su boca se cerró y con ello el pecho comenzó a llenarse de aire. Se infló tanto que generó una seguidilla de espasmos que hicieron voltear el cuerpo y desplomarse al suelo hasta quedar tendida boca abajo. Con el golpe pudo frenar las convulsiones generadas en su pecho y quedo calma por unos minutos.
Al pasar una hora estaba profundamente dormida.

23:46 pm
Despertó a los pies de la cama un tanto desorbitada. No entendía bien cómo estaba, qué sentía; solo notó un frío sudor en sus pechos y cuello. Los cabellos húmedos y la frente fría, la oreja aplastada contra el suelo y la boca abierta junto a un charco de baba fueron parte de la crónica de un cuerpo que fallecía lentamente.
Desde allí miró a su alrededor, y sin sentido alguno comenzó a reír, cada vez mas fuerte, con ganas, tanto que su cuerpo tembló tendido en el suelo. Inesperadamente, sin siquiera ser consciente de ello un grito áspero y prolongado salió de su garganta. Rió a carcajadas, y gritó cada vez mas, unas veces graves, otras agudas. De sus ojos cayeron lágrimas y el grito se volvió música, recitó poesías hasta el cansancio, hasta los primeros rayos de luz que traspasaron la persiana americana. Con el calor de la mañana y una sonrisa dibujada durmió profundamente.

10:56 am
Nada impediría una última expresión, una última entonación de vida. Esa noche dejaría su mundo sonoro para descansar de la fatigosa vida, del triste final de una garganta con música en lugar de voz, con armonías en lugar de palabras, con melodías en lugar de frases. Había abandonado el malestar cuando por fin su garganta se secó y el grito de muerte la durmió.